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lunes, 14 de abril de 2014

ENTREVISTA A MARTIN SCHULZ

Por: Salva Díaz y Naxalli Lozano
Estamos entrando al quinto año de esta crisis económica y no parece haber una solución efectiva para combatir el desempleo. Sin embargo, los Estados Miembros están más preocupados por la deuda pública, en este contexto, ¿es posible posponer el plazo de pago de la deuda pública interna? ¿Cuál es su opinión personal sobre que, a pesar del paquete de reformas llevado a cabo por el gobierno español, la tasa de desempleo siga tan alta?
El desempleo es el mayor problema al que nos enfrentamos en la actualidad. Quiero que mi Presidencia en la Comisión sea juzgada sobre la base de lo que pueda aportar para la creación de empleo. Debemos luchar contra el desempleo en todos los frentes.
Como prioridad, el desempleo juvenil porque está el riesgo de crear una generación perdida, crecimiento débil y detrimento en la competitividad en Europa. Debemos fortalecer la relación entre centros educativos y empleadores- lo cuál es uno de los objetivos perseguidos por el paquete de la Garantía Juvenil, aprobado recientemente por el Parlamento Europeo. El propósito de este instrumento es combatir el desempleo juvenil y que toda la gente joven reciba una oferta afín y concreta (sea ya de trabajo, prácticas profesionales o educación continua) durante los meses siguientes de finalizada la ecuación formal o de estar desempleado. Sé que está medida no es aún la solución, pero indica claramente la dirección correcta para abordar el problema, y los Estados Miembros deberían implementarla lo antes posible.
En segundo lugar, el paro de larga duración. Debemos reestablecer la confianza por nuestras pequeñas y medianas empresas. Debemos facilitar nuevamente el acceso al crédito para desbloquear la contratación. Debemos incrementar la inversión real en la gente.
En tercer lugar, debemos el combatir el desempleo causado directamente por la crisis de los últimos años, uno de nuestros principales objetivos será desarrollar una nueva relación entre el sector público y privado. Es urgente invertir en formación y recalificación más que simplemente otorgar apoyos económicos- lo cuál es claro, una medida necesaria pero ya insuficiente.
Como la lucha contra el desempleo es una de nuestras prioridades, y la mejor manera de combatirlo a través de la inversión a mediano y largo plazo, con ello podemos decir que las políticas de recortes han fallado. La austeridad ha probado su fracaso e inadecuación y no puede ser utilizado más como un mantra en Europa.

¿Sería beneficioso para los Estados Miembros otorgar al Banco Central Europeo (BCE) más competencias y poderes para permitirle actuar como un “banco real” al estilo de la Reserva Federal de Estados Unidos o el Banco Central de Reino Unido? Al parecer las preocupaciones del BCE en términos de inflación e hiperinflación son un obstáculo para su eficacia.
Estoy convencido en que debemos diseñar un sistema bancario Europeo más robusto y coherente. Sin embargo, aunque podría resultar beneficioso estar atentos a las buenas prácticas de otros bancos de influencia, el BCE debe elegir un camino con plena autonomía. Salvaguardar la independencia del BCE es la mejor respuesta tanto para los que consideran que la institución no está desarrollando su tarea y para los que la critican por ir más allá de sus poderes.
Debemos reconocer que el Plan de Compra de Deuda Soberana ha jugado un papel central reestableciendo la estabilidad en el mercado de emisión de bonos de los Estados Miembros y que el BCE ha sido uno de los principales actores para luchar contra la crisis. Sin embargo, a pesar de que nuestro banco central sea una institución europea confiable y su trabajo sólido, comparto la preocupación por el riesgo de una deflación y pienso que sería absolutamente legitimo para el BCE, conforme a su mandato, mantener la inflación por debajo del 2%.

El Gobierno español aprobó un paquete de reformas (o contrarreformas) que ponen en peligro nuestro Estado de Bienestar. Muchos ciudadanos están en riesgo: la ley del Aborto, el copago sanitario, los programas de becas Erasmus y la retirada de la tarjeta sanitaria a los españoles que se encuentren en el extranjero por más de tres meses. Como socialdemócrata cual es su opinión personal al respecto.
Es importante que no incluyamos todos los aspectos en una misma cesta, pero están en lo cierto identificando las tendencias más preocupantes sobre asuntos sociales y éticos en España.
Por ejemplo, cuál era el objetivo en cambiar una coherente ley sobre el aborto que protegía a las mujeres y su derecho a decidir sobre su futuro.
También me preocupa la erosión de derechos sociales y laborales en España. Se ha decidido que nuestro camino hacia la competitividad sea disminuyendo los salaries y protección a los y las trabajadoras. Lo que en realidad necesitamos es invertir más en los trabajadores para mejorar la productividad. Los gobiernos hablan a menudo de “flexi-seguridad” como una manera de salir de la crisis. En los últimos años, sólo hemos visto más flexibilidad demandada de los trabajadores, pero no un aumento en la seguridad.
Europa ha jugado una parte en esto. Fue una receta apoyada por Bruselas. Esto cambiará en mayo, si soy elegido Presidente de la Comisión Europea.

Estamos experimentando un importante avance de la extrema derecha Europea, ¿podemos esperar un empoderamiento de nuestra izquierda socialdemócrata, principalmente a nivel parlamentario, para luchar contra el desmantelamiento de nuestro Estado de Bienestar y reiterar nuestras políticas sociales?
No debemos esperar solamente un Nuevo empoderamiento de la izquierda socialdemócrata; debemos luchar por este empoderamiento.
Debemos tener los pies en la tierra y centrarnos en el sentido común de la gente. Es importante reconocer los errores que hemos cometido los partidos de izquierda, recuperar nuestra relación con las personas que se han declarado desilusionadas de la Unión Europea.
Los movimientos populistas son muy buenos en este sentido, parecen tener un talento para percibir el sentimiento de la gente. Sin embargo, estos movimientos son un verdadero fracaso al momento de dar soluciones, y además de promover el descontento social no son una alternativa confiable para el proyecto europeo. Además, debemos ser cautelosos con la estrategia de estos movimientos extremistas que continua siendo xenófoba y racista. Estos movimientos usualmente promueven el odio dentro y fuera de Europa, pero no todos son iguales, en realidad tienen menos similitudes de las que aparentan. Lega Nord, Front Nationale, PVV, por nombrar solo a algunos son igualmente tóxicos, pero se diferencian unos de otros. Aún si quisieran unirse en un proyecto común ante la opinión pública, no serían homogéneos. Sus reivindicaciones son contradictorias y no tienen una visión política común ni una línea política.
No obstante, no solo debemos mostrar lo débil de sus argumentos, sino convencer a la gente de la validez de nuestras propuestas.
Aquí la pregunta es siempre la misma: ¿La gente nos abandonó o somos nosotros los que abandonamos a nuestra gente? Los socialistas y socialdemócratas debemos demostrar que no “todos somos lo mismo” en Bruselas y que los progresistas podemos aportar una nueva visión: Una Europa que piensa en sus ciudadanos antes que en las instituciones financieras; y una Europa que quiere que la gente regrese al empleo.
Por lo tanto, pienso que la mejor manera de asegurar que nuestro próximo Parlamento Europeo luche por políticas sociales es recobrando la confianza de la gente en nosotros y en que otra Europa es posible. Si los socialistas y socialdemócratas tenemos mayoría en el Parlamento y un papel más fuerte en la Comisión Europea, entonces podemos revertir la tendencia actual y trabajar por una nueva y social Europa.
Hemos hablado de la necesidad de transparencia y democracia en las Instituciones Europeas. Un paso importante se ha dado con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa y la influencia que tendrá en voto directo al Parlamento Europeo para la elección del Presidente de la Comisión. Las familias políticas han presentado candidatos y programas comunes, en este sentido, ¿nos estamos dirigiendo hacia una nueva era en el proceso de integración? ¿Estamos avanzando hacia la configuración de unos “Estados Unidos de Europa”? ¿Sería positivo para el proyecto Europeo tener un Presidente electo para la Presidencia de la Unión Europea?

Las Elecciones Europeas de este año serán diferentes a las previas y creo que esto puede ser considerado como un gran logro para el proceso de integración europea. Por primera ocasión, tenemos un candidato único en cada familia política y tendremos una verdadera campaña electoral europea.
Aún si una Unión más integrada no significará necesariamente un proyecto para crear unos Estados Unidos de Europa, si significa ciertamente una mayor europeización del debate político. El Tratado de Lisboa nos pide más democracia y participación, y por ello creo que vamos en la dirección correcta, rompiendo las categorizaciones y explorando todas las posibilidades que ofrece el Tratado. Presentarme como candidato para la Presidencia de la Comisión Europea va en línea con las expectaciones del Tratado de Lisboa y representa un gran paso hacia una Europa más política.
Sin embargo, a pesar del valor agregado de construir una estructura institucional europea más comprensible, tengo mis recelos sobre la elección de un único Presidente de la Unión. La Unión Europea es un proyecto inclusivo y creo que su liderazgo debe representar también el balance del escenario europeo y respetar el pluralismo. Un proyecto democrático y ambicioso debe escapar de la lógica del “vencedor se lleva todo”.

Nuestra Unión Europea ha sido construida sobre los pilares de diálogo, cooperación y solidaridad entre naciones. Hemos alcanzado la libertad de movimiento de personas como un derecho para los europeos, a pesar de las recientes controversias con los ciudadanos rumanos y búlgaros. Pero la solidaridad y la cooperación son valores globales y no sólo una cuestión de legislación europea. En este sentido, ¿cree que deberían ser implementados derechos comunes europeos con respecto al asilo? ¿Qué pasos debemos de dar para revitalizar nuestras relaciones exteriores comunes, principalmente la Política Europea de Vecindad y proyectos como la Unión por el Mediterráneo o la Asociación Oriental?
En primer lugar, si soy electo, haré mi mayor esfuerzo para asegurar la libertad de circulación de las personas, que es uno de los grandes logros del proyecto europeo. Aún más, reflejando el hecho de que los países que son menos favorables a la libertad de movimiento de personas, si lo son a la libertad de movimiento de capitales. Todo retorno en el ámbito de los derechos de libre circulación es claramente inaceptable para cualquier político socialista y progresista.
Sobre la cuestión del asilo, pienso que debemos alcanzar una legislación más homogénea. Como declaré recientemente, en una entrevista de radio a Cadena SER, estoy firmemente convencido de que la cuestión de la inmigración debe ser abordada a nivel europeo. Lampedusa, Ceuta, Melilla, son las primeras fronteras de la UE, no sólo fronteras de una nación.
Por esta razón, debemos incentivar una solidaridad efectiva entre Estados Miembros, estableciendo una nueva legislación que ofrezca opciones legales de entrada a Europa, junto con un mecanismo de cuotas que prevenga situaciones dramáticas en los países frontera. 10,000 personas en una pequeña isla como Lampedusa son una invasión; repartidos entre el territorio europeo no son tantos.
Recuperar la perspectiva del papel de la UE como actor global, incluso con referencia a nuestra dimensión exterior y a la Política Europea de Vecindad, está cimentada en los ideales fundacionales de la UE. La situación en Ucrania parece el ejemplo perfecto para una metáfora que utilizo en mi libro. Dicen que la UE parece un gigante visto desde fuera, pero que se va haciendo cada vez más pequeño conforme te acercas. Los ucranianos que se han sacrificado por lo que Europa representa pueden chocar contra la realidad de una Europa muy burocrática que pierda por el camino este ideal, también para revitalizar nuestras relaciones exteriores comunes, Europa y los Estados Miembros deben recuperar la esencia de los valores compartidos.

En las elecciones de 2009 nos enfrentamos a un alto porcentaje de abstencionismo, nuestro objetivo es incrementar la intención de voto y movilizar a los abstencionistas, llegando directamente a los ciudadanos y explicando la importancia de Europa. Sin embargo, la grave crisis económica puede jugar en nuestra contra. En este escenario, si nuestro partido no puede alcanzar una mayoría parlamentaria y la necesidad de una coalición fuera inminente, ¿en qué dirección deberíamos mirar los socialistas y socialdemócratas?
Debemos hacer todo esfuerzo para alcanzar una amplia mayoría en el Parlamento en las próximas elecciones europeas. Estoy convencido en que los socialistas y socialdemócratas seremos capaces de acercarnos a la gente y convencerlos evitando que la crisis juegue en nuestra contra. Y si, aunque los partidos de izquierda admitamos nuestras culpas, los últimos años de profunda crisis han probado el enorme fracaso de las políticas de austeridad propuestas por los partidos de centro-derecha.
La crisis ha enfatizado los límites de una política solo atenta al rigor presupuestario y no a los asuntos sociales. Aquí podemos encontrar nuestro papel: Explicarle a los ciudadanos que otra Europa es posible, e invitar al voto a las Elecciones Europeas buscando un proyecto de una Europa de equidad. Ya no es solamente un simple “si o no” a Europa.
Ahora debemos decidir que tipo de Europa queremos para los próximos 5 años. Y debemos concienciar a los votantes de que podemos nosotros podemos recuperar a la Europa centrada en los ciudadanos y no en los bancos.
Sobre el debate actual sobre el euroescepticismo podemos preguntarnos, ¿De dónde proviene este apoyo? Viene de la frustración sobre la dirección que Europa está llevando y de la creencia de que no hay otra alternativa más que el extremismo. No ignoraremos la frustración que representa, nuestra tarea es solucionar las causas de la frustración, no conformarnos.
Nuestro objetivo, como progresistas, es demostrar que tenemos una visión alternativa más fuerte. Una visión que nos busca salidas de escape, sino soluciones. Lo que debemos hacer es transmitir el descontento popular a la visión europea que quiere cambiar Europa, acercar a los ciudadanos al voto y no darnos por vencidos. Las Elecciones Europeas serán una prueba fundamental para evitar el abstencionismo que tuvimos en las elecciones previas, explicando a la gente que las Elecciones Europeas no secundarias ni tienen menor peso que las elecciones nacionales, sino que son el camino de decidir quien gobierna Europa.

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